La hermosa Flor de Olivo, hacia mediados de mayo, avanzada la primavera y con una temperatura diaria promedio de alrededor de 18 ºC, llega un momento muy importante en el ciclo anual del olivo: la floración del olivar, que da vida a la Flor del Olivo.
Este ciclo comienza tras la recolección de las aceitunas en invierno, un período en el que comúnmente se realiza la poda de los olivos. Después de un breve período invernal de reposo, los brotes comienzan a aparecer en las ramas, los cuales eventualmente se transforman en las elegantes flores del olivo, conocidas cariñosamente como “rapas”.
Es relevante destacar que las flores del olivo pueden ser de dos tipos: masculinas o hermafroditas. Las flores masculinas, con sus estambres que producen polen pero no frutos, desempeñan un papel crucial en el proceso de polinización.
Por otro lado, las flores hermafroditas poseen tanto pistilos como estambres, lo que les permite fecundar y ser fecundadas, siendo las precursoras de los frutos de olivo. Estas últimas, que representan solamente alrededor del 2% de todas las flores de olivo en floración, eventualmente pierden sus pétalos y siguen su transformación en aceitunas, un proceso conocido como “Cuajado”.
Floración y Polinización de la Flor de Olivo
Durante la floración del olivo, un espectáculo natural de gran belleza, se despliega un proceso fascinante que marca el ciclo de vida de este árbol emblemático.
En función de la región y las condiciones climáticas, este evento puede iniciarse a finales de abril en las zonas más cálidas, extendiéndose hasta mediados o finales de mayo en áreas más frescas. La apertura de las flores da origen a lo que los lugareños llaman cariñosamente “rapas”, racimos de 10 a 40 flores que decoran el olivar.
Cada una de estas delicadas flores se caracteriza por sus cuatro pétalos blancos, en cuyo centro resaltan pistilos y estambres que exhiben tonos amarillo anaranjados.
Un hecho interesante es que, a pesar de la existencia de más de 200 variedades de olivos, todas las flores de olivo comparten estas características comunes, lo que agrega un elemento de uniformidad a la diversidad de los olivares.
La floración es un momento fugaz que se extiende durante aproximadamente una semana.
En un período de unas tres semanas desde la primera aparición de las flores hasta que se fecunda la última, el olivar se viste de blanco y el suelo se adorna con los pétalos caídos, creando un hermoso paisaje bajo los olivos.
La corta duración de esta etapa subraya su importancia y la necesidad de condiciones climáticas adecuadas para una producción de aceituna óptima.
Las condiciones climáticas juegan un papel crucial en la floración y la posterior polinización, lo que tiene un impacto directo en la cantidad de cosecha.
Una floración limitada resulta en una cosecha escasa, lo que destaca la importancia de este período para la producción de aceite de oliva.
Un aspecto intrigante es que el polen del olivo no puede fertilizar las flores de otros olivos cercanos de la misma familia.
Esta peculiaridad ha llevado al polen del olivo a viajar considerables distancias en busca de flores en diferentes regiones. A lo largo de cientos de años, este fenómeno de polinización cruzada ha conectado a olivos de diversas ubicaciones, uniendo, por ejemplo, a los olivos andaluces con los marroquíes en un proceso de colaboración natural y fructífera.
La floración y polinización del olivo no solo son eventos naturales notables sino también críticos para el mundo del aceite de oliva, ya que determinan la producción de aceitunas y, en última instancia, la calidad del aceite, y nosotros en aceite los cerrillos cuidamos tanto de la flor como del olivo para obteber nuestra Aceite de Oliva Virgen Extra de la mayor calidad.